viernes, 15 de mayo de 2009

Joven de nombre Abel


_____Observa un vasito en el cual habían escrito su nombre, “Abel” decía, con manuscrita, usando como punto final unos trazos que asemejaban a una cara que sonreía.
_____La mujer que le atendió era algo joven, ella se rió al momento que escuchó mencionar su nombre:
_____—Bien “Abel” tu bebida estará lista en unos minutos
_____Ella, como mencioné, sonrió, se dio la vuelta y no se fue muy lejos. Simplemente se alejó unos metros hacia la maquina que muele los granos, liberando ese olor que recibe al cliente, digamos, con amor, deseándole que regrese una vez más, siempre.

_____Son las 3 de la tarde del siguiente día. Abel se pregunta o más bien reflexiona sobre aquella persona que vio en el café, la persona que le atendió, Sofía, porque notó que es nueva y en su mente antes no existía. Lo hace mientras está sentado sobre el inodoro, pues ha sido tanta la suma de veces, que tarda una cantidad de tiempo considerablemente larga sentado sobre él, que por la gracia del estreñimiento se ha convertido casi en filósofo. Tal vez necesite mas días de reflexión, preguntarse sobre el por qué de las cosas y seguir indagando en las emociones de las personas, todo, gracias al inodoro, lugar que le ilumina a través de la filosofía.
_____Se pregunta ahora, también, porque el inodoro se llama “inodoro” ¿será realmente inodoro? Es decir, olor. ¿Será un objeto sin olor?
_____Se despabila, termina con el verdadero motivo que lo llevó al baño, cagar, y no lo piensa dos veces para subirse los pantalones e ir nuevamente a ese café con aquella que le pidió su nombre, Sofía, para ahora él intentar pedirle su celular.
_____Veras, que se van a enamorar.