lunes, 6 de septiembre de 2010

Un día así nada mas

_____Me cuenta que quiere ser artista, y permito inhalar dos o tres veces sin darme cuenta para luego preguntarle porque. Simplemente me limité a escucharle.
_____Pasaron los días, donde sumando todos forman algunos meses. Y ahí mismo donde me llegó a encontrar, me enseña uno de sus cuadros refiriéndose a él con el índice. No gesticulé nada, solo le volité a ver con la misma cara, como cuando me habló la primera vez.

_____“Dicen que durante la madrugada y el anochecer, es cuando llegan las mejores ideas” Eran los pensamientos que resonaban en mi cabeza camino de vuelta al departamento.
_____Pasaron los días, que por sumar suficientes conseguimos semanas, porque durante cada dos o tres, con entusiasmo le mostraba al mismo extraño su trabajo. Y en cada ocasión jamás le quise ofrecer mi opinión.
_____A nadie le parecían interesante sus pinturas, por lo menos un garabato o algo de geometría abstracta sería más interesante. Pero venia conmigo.
_____Jamás le di un sí o un no, le dejaba la respuesta de mis gustos a su imaginación.

_____Diría que solo encendí el cigarro para ver como se consumía, pero me quedé algo distraído por la música, alguien interpreta “Rêverie”, una melodía al piano simple y poética.
_____Sin razón me viene a la mente ese quien sin motivo convincente, con alegría me anunciaba como veneraba su trabajo.
_____No le he vuelto a ver.
_____De algún modo debió a aparecerse alguien que le interesó lo que hacía, o bien, ese alguien sí le comentó lo que yo nunca me animé a hacer. De cualquier forma, no me arrepiento, porque mientras guardaba lo que probablemente pude decirle, ese artista se dirigía a mí, gustoso de poder compartir su trabajo permitiéndose asumir que me agradaba. Si eso le alentaba y encendía nuevamente su pasión, que siga así, prefiero que el día de mañana no se lamente por sentir su sueño como una hastiante ilusión.
_____Pensaré que le sucedió lo mejor, un extraño que intentó darme una lección.

miércoles, 2 de junio de 2010

Memorias

_____Aquella noche, viajando sin rumbo, me topé con un recuerdo: un animal perdido, que en necesidad de alimento, se humilla y pide tu consuelo. Entonces me agaché, y le concedí el deseo de regalarle un dueño.
_____Aquella noche, viajando sin rumbo, tropecé con un recuerdo: tu sonrisa en razón por comprender mi sorpresa, y la mía en venida de tu complacencia.
_____Entonces suspiré, y en él exhalé lo suficiente para regresar con mi realidad, porque olvidé lo que era, porque era un recuerdo nada más.